Extra Ecclesiam nulla salus. La Nueva Evangelización de BergoglioPor: Pbro. Erick Ballesteros Guerrero

03.02.2023

El documento Nostrae Aetate del Concilio Vaticano II, promulgado hace 56 años años en el Concilio Vaticano, asestaba un mortal golpe a la a la misión de la Iglesia de convertir y evangelizar a todas las naciones, justificado bajo el argumento:

La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero… por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, …, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen."

El Resultando de esta nueva orden cambiaque de repente cambió la misión de la Iglesia. Ya no tiene que cumplir con las palabras del Señor: "Id y bautizad a todas las gentes bautizándolas en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándolas a guardar todo cuanto os he enseñado. El que se bautizare se salvará el que no se condenará" (Mt. 28, 19)

Y así no sorprende ver en los sucesivos años, que las comunidades religiosas que buscan hacer filantropía, pero ya no convertir ya más al cristianismo a los paganos., Llos esfuerzos de inculturación, los congresos y las frecuentes reuniones inter-religiosas que vemos en la iglesia actual que no convierten a nadie, pero sí hicieron han creado más confusión y han provocado la pérdida de la fe confundirse y perder la fe de muchos fieles y con ello, la apostasía..

Ciertamente no es de Dios este espíritu. Bien decía el Papa Pío XI en su Encíclica Mortalium Animos:

"Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión.Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio."

Así después de tantos años, la estrategia es la misma, aunque con distintos rostros y actores.

Recientemente ha tomado la dirección de este movimiento demoledor de la Iglesia en favor de lo que se ve como una nueva Religión Universal, nada menos que Bergoglio, proclamado como Francisco I. Ya en entrevistas, ya en sus principales encíclicas y documentos pontificios, va contra la doctrina y práctica católica con respecto a las religiones falsas.

En la Encíclica Fratelli Tuti, plantea su visión de una religión universal, no la católica, sino la mezcla de todas:

Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos…

Las distintas religiones, a partir de la valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hijo o hija de Dios, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad. El diálogo entre personas de distintas religiones no se hace meramente por diplomacia, amabilidad o tolerancia.

Como enseñaron los Obispos de India, «el objetivo del diálogo es establecer amistad, paz, armonía y compartir valores y experiencias morales y espirituales en un espíritu de verdad y amor».

Los creyentes pensamos que, sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones sólidas y estables para el llamado a la fraternidad. Estamos convencidos de que «sólo con esta conciencia de hijos que no son huérfanos podemos vivir en paz entre nosotros».

El Papa Pío XI, tuvo como lema de su pontificado "Pax Christi in regno Christi", la paz de Cristo, en el reino de Cristo, es decir la paz mundial y la fraternidad de los hombres, no podrá ser lograda sino después que los hombres sometan sus cervices a la ley de Cristo, por el santo bautismo, y la observancia de los mandamientos.

Aún el mismo obispo Carlo María Vígano, comentando la encíclica de Francisco afirma que "Los derechos de la verdad no pueden malvenderse a cambio de otorgar derechos al error. La Iglesia tiene un derecho natural a la libertad, en tanto que las religiones falsas no lo tienen".

Lo que nos propone Bergoglio es otra cosa, de todo, menos el reino de Dios en este mundo.

En ese caso de que no sea fuera necesaria la conversión a la Iglesia Católica, no debió entonces, venir Cristo a fundar la Iglesia Católica. Y no debió Nuestro Señor, enviar a los apóstoles a predicar su doctrina y mandar bajo pena de condenación recibirla y bautizarse, porque en algún momento sería "inoportuno" su mensaje. Tal como lo da a entender Bergoglio cuando dijo: "el proselitismo es una solemne tontería".

Y por último, tendríamos que preguntarnos para qué Nuestro Seños Jesucristo nos dio su sangre, sus sacramentos, su doctrina, si todos estos medios de salvación se iban a "equiparar" en un futuro no muy lejano con el desarrollo cultural y religioso creado por meros hombres, muchos de los cuales son contienen enseñanzas contrariasdictorios y aún ofensivaos para Cristo, pero ahora dignos de todo respeto por parte de los cristianos y una opción de vida más.

No puede haber salvación fuera de la Iglesia. Por eso los Padres de la Iglesia acuñaron esta sentencia: "Extra Ecclesiam nulla salus": Fuera de la Iglesia no hay salvación. Por eso Nuestro Señor insistió en la evangelización, y los apóstoles ponían sus vidas en riesgo para convertir a los gentiles, y así durante 20 siglos. Pero esta nueva iglesia no considera necesaria la difusión de la doctrina y la conversión de los pueblos paganos.