EL INFIERNO VACÍO DE FRANCISCO

15.02.2024

Por: JM López Vega

Francisco hace referencia a una frase: "me gustaría pensar que el infierno está vacío". Ciertamente no es una afirmación dogmática, y no es, por tanto, una herejía, sino sólo un deseo, nacido de una opinión personal. Pero la afirmación de Francisco sobre el "infierno vacío" no es tan inofensiva como parece. Si bien a nadie le gustaría que al final de su vida terrena, prolongara su existencia de manera eterna en el infierno, la realidad del infierno es más que un simple gusto o deseo.

La afirmación de la existencia del infierno es un dogma de fe en el catolicismo. Esta creencia tiene diferentes implicaciones: En primer lugar, provoca en cada cristiano una reflexión respecto de su vida terrena, un sano temor del castigo de Dios y un deseo de convertirse, de evitar el pecado; lo deseable es por amor a Dios, pero también es válido el temor de evitar el infierno.

Esta misma afirmación sobre la existencia del infierno llevó a los misioneros y a los católicos en general, a buscar la manera de evangelizar a los no católicos, con la finalidad de que se convirtieran, para que pudieran tener la opción de ir al cielo, porque la Iglesia Católica posee los medios para su santificación. Pero con Francisco la evangelización es cosa del pasado.

Hay una sentencia originada en los Padres de la Iglesia que reza: "Extra ecclesiam nulla salus" que se traduce como "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Por eso la necesidad del evangelizar, la preocupación de difundir las enseñanzas de Cristo a todo el mundo, y de bautizar a los no creyentes enseñándoles el Evangelio. Esa misma necesidad, era un motor importante para que las familias cristianas bautizaran y educaran a sus hijos en el amor y en el sano temor de Dios.

Bergoglio se equivoca. La afirmación de que el infierno está vacío, atenta contra las palabras de Nuestro Señor Jesucristo, pues es nuestro Salvador quien nos advierte repetidamente de la necesidad de vivir santamente para evitar el infierno, al cual describió en términos de "fuego eterno". Incluso Jesús habló más del infierno que del cielo, debido a su preocupación por la salvación de las almas. En una consulta superficial, se han identificado cerca de 50 alusiones en las Sagradas Escrituras sobre el infierno. Es la palabra de Dios.

Regresando a Francisco. Si sucede como él dice, que el infierno no existe o que está vacío, entonces ¿por qué preocuparse si nadie va allí? ¿Por qué hemos de comportarnos conforme a la ley de Dios, si de todas maneras iremos al cielo? Es un tremendo disparate de Francisco, pues anula el concepto de Justicia en Dios. Si no hay castigo para el pecador, ni un premio para el hombre santo, entonces Dios no es justo. Y si Dios no es justo, entonces no puede ser considerado Dios. Y es que hay un tiempo de misericordia, durante esta vida, en la cual podemos pedir perdón por nuestros pecados; pero también habrá un tiempo, en el Juicio Final, donde la misericordia cede el paso a la justicia.

Hay otro error muy grande en las afirmaciones de Francisco, pues implícitamente está diciendo que Jesús nos ha engañado, que no es cierto el castigo eterno, y que todos, de cualquier forma, todos los hombres se salvarán. Así sucedería dentro de cualquier religión o sin ella. Además de esta barbaridad, elimina la noción del origen divino de la Iglesia Católica, al ser fundada por el Hijo de Dios, y la incorpora en el mismo rasero de las religiones y cultos paganos, aun las que tienen como deidad al Mal, personificado con distintas denominaciones, que van desde el espiritismo, la adoración de la muerte, hasta el mismo satanismo.

En pocas palabras, tal parece que Francisco está colaborando con la vieja idea sobre las que nos prevenían los sacerdotes católicos, de que la mejor estrategia de Satanás es hacer creer a los hombres, que el demonio y el infierno no existen.

Esto ha contribuido a muchos católicos a dejar de practicar la única doctrina que salva, a abandonar la iglesia, y, en consecuencia, a perder sus almas en el infierno.

Aunque Francisco diga que el infierno no existe o que está vacío, no por eso deja de existir. Es una realidad confirmada innumerables veces, principalmente por las palabras de Nuestro Redentor, pero también por las experiencias místicas de los santos y por las innumerables declaraciones dogmáticas del Magisterio de la Iglesia. Visto así, parece que Francisco no le interesa nuestra salvación.