Disciplina, el arma del joven en un mundo anticristiano y caótico.

06.04.2024

JÓVENES


La disciplina no es otra cosa que la persistencia en realizar constantemente el orden que la razón ha conocido por medio de la reflexión, sabiendo que funcionará.

En la vertiginosa era moderna, la falta de disciplina ha permeado profundamente en los cimientos de la sociedad, dejando un rastro de caos y desorden a su paso. Esta ausencia de autodisciplina no solo afecta a nivel individual, sino que también tiene repercusiones significativas la unión y convivencia de toda la sociedad. En este artículo, exploraremos los daños que la falta de disciplina causa a la sociedad contemporánea y las razones imperiosas para cultivarla.

Los Estragos de la Falta de Disciplina en la Sociedad Moderna.

La falta de disciplina en la sociedad contemporánea ha generado una serie de problemas que están dañando considerablemente a los individuos y a la sociedad.

Desorden y Caos Social: La ausencia de disciplina conduce al desorden en todos los ámbitos de la vida social. Desde la falta de respeto por las normas básicas de convivencia hasta la negligencia de las responsabilidades cívicas, el desorden resultante está destruyendo el vínculo de civilización que nos une como sociedad.

Crisis de virtudes. Hoy en día se habla de valores sin poderse decir qué son exactamente, lo que falta son las virtudes cristianas, ese hábito estable de hacer el bien. Cuando las personas carecen de autocontrol y no siguen principios éticos sólidos, se abre paso a la corrupción, el egoísmo y la injusticia.

Estancamiento Personal y Profesional: La falta de disciplina obstaculiza el crecimiento y el desarrollo tanto a nivel individual como profesional y espiritual, anclándonos en la tibieza continua. Sin la capacidad de mantener hábitos productivos y cumplir con metas establecidas, las personas se encuentran estancadas en ciclos de mediocridad y falta de logros significativos.

Escasa Resiliencia ante la Adversidad: La disciplina es un pilar fundamental para cultivar la resiliencia frente a los desafíos y contratiempos de la vida. La Resiliencia es la capacidad de adaptarse y recuperarse de situaciones complicadas y difíciles. La falta de esta cualidad conduce a una incapacidad para enfrentar y superar los obstáculos, lo que puede dar como resultado un aumento de la ansiedad, la depresión y la desesperanza en la sociedad.

Razones para Cultivar la Disciplina.

Ante los desafíos planteados por la falta de disciplina en la sociedad moderna, es crucial reconocer la importancia de cultivar esta virtud que rige a todas las demás. Algunas razones para hacerlo incluyen:

Fortaleza Personal: La disciplina fortalece el carácter y fomenta la autoestima al proporcionar un sentido de logro y control sobre la propia vida. La autoestima cristiana excluye todo sentimiento de soberbia, pues sabe que si algo bueno tiene le viene de Dios, pues sin Él nada podemos.

Bienestar Individual y Colectivo: Una sociedad disciplinada promueve el bienestar tanto a nivel individual como colectivo al fomentar hábitos ordenados que plasman en la sociedad el plan de Dios.

Progreso y Prosperidad: La disciplina es un requisito previo para el progreso y la prosperidad tanto a nivel personal como social. El único fruto de la falta de disciplina es la mediocridad, solamente veamos las obras impresionantes que nos ha legado el Imperio Romano, todas ellas fueron obra de una disciplina férrea que llego a ser proverbial.

Respeto por las Normas y el Prójimo: La disciplina implica respeto por las normas establecidas y por los derechos y necesidades de los demás miembros de la sociedad, lo que contribuye a la armonía y la estabilidad social.

Capacidad de Contribuir al Bien Común: La disciplina vuelve útil al hombre para cooperar al desarrollo de la sociedad. Para que el hombre puede cooperar al desarrollo de la Iglesia y la sociedad civil es necesario que lleve una vida ordenada por la disciplina, de otra forma es imposible, solamente será un obstáculo.

Cinco Consejos para Cultivar la Disciplina.

La disciplina no es otra cosa que la constancia en realizar constantemente el orden que la razón ha conocido por medio de la reflexión, sabiendo que funcionará. Aquí hay cinco consejos para cultivar la disciplina:

Cultiva la Oración: Alimenta tu comunicación con Dios y agradece lo bueno que te da. Tener conciencia de la ayuda divina es fuente de seguridad, pues tenemos la certeza de que nunca estamos solos y esa certeza nos da confianza que es la base emocional de la disciplina.

Establece Metas Claras y Realistas: Define metas claras y alcanzables que te inspiren a perseverar a pesar de los obstáculos que puedan surgir. Divide tus objetivos en pasos pequeños y alcanzables para mantener el impulso y la motivación.

Practica la Moderación y Mortificación: Aprende a ejercer autocontrol y moderación en todas las áreas de tu vida. Encuentra un equilibrio saludable entre el trabajo y el descanso, el placer y la responsabilidad.

Crea Rutinas y Hábitos Positivos: Establece rutinas diarias que fomenten la disciplina y el crecimiento personal. Incorpora a la oración hábitos saludables, como el ejercicio regular, la lectura y la reflexión, en tu vida diaria.

Sé responsable de tu vida: Reconoce tu capacidad para influir en tu propia vida y asume la responsabilidad de tus acciones y decisiones. Aprende de tus errores y utiliza cada experiencia como una oportunidad para crecer y mejorar.

En conclusión, la disciplina es una cualidad fundamental que se requiere con urgencia en la sociedad contemporánea. Al adoptar una actitud de autodisciplina y comprometerse con hábitos y acciones que promuevan el crecimiento personal y el bienestar colectivo, cada individuo puede contribuir significativamente a la construcción de una sociedad católica, justa y próspera.