Son otros tiempos

18.03.2024

Por Emanuel Estrada.

Cuántas veces no hemos escuchado tal respuesta por parte de la adolescencia cuando son reprendidos por sus padres o superiores: "tú no sabes nada, son otros tiempos", ¡ah! respuesta más vil, más insensata.

Ciertamente estás en la etapa en la que tus emociones y pasiones están como un volcán a punto de erupcionar, sé por lo que pasas porque soy joven al igual que tú y sé de cierto que la lucha contra todo ello es ardua y que se necesitan muchas asistencias celestiales para vencer y no dejarte arrastrar por el mundo, el demonio y la carne que son los tres enemigos del alma, enemigos que harán todo lo posible por tornar tu alma inocente obtenida por el bautismo por un alma podrida y muerta por la culpa del pecado.

Te ofrecerán placeres sin cuento, pondrán el mundo a tus pies e insertarán, como veneno, en tu mente, el concepto de "eres joven, mientras lo seas, goza".

Los jóvenes hoy en día.

Por eso hoy día vemos que tantos jóvenes que aceptando ésta idea se revelan contra la autoridad, so pretexto de que los dejen vivir sus vidas, que las cosas que se les prohíben ya son "anticuadas", que "hay que adaptarse a los tiempos ", que "son otros tiempos".

Sí, estamos en otros tiempos, tales jóvenes tienen razón, más traigo de relieve aquí una frase dicha por un célebre sacerdote que es importante ponderar, -el pecado es pecado ayer, hoy y mañana-. Y ahora te digo yo a ti, el pecado no tiene fecha de vencimiento.

Podrán pasar los siglos pero la esencia del pecado será la misma, ¿no me crees?, bueno, entonces toma el libro de la historia Sagrada y observa que desde antes y después de la venida del Salvador ya eran condenados por parte de Dios los pecados que conocemos hoy en la actualidad y cuando hayas concluido tu investigación quiero que me digas ¿en qué parte de la historia Sagrada Dios le puso una fecha límite al pecado? o ¿acaso se le dijo a Moisés que los mandamientos se dejarían de cumplir llegado el siglo XXI? ¡Claro que no! Podrá cambiar un poco la manera de cómo cometer el mal, pero recuerda que el pecado siempre estará ahí.

Acude a quienes buscan tu bien.

Mira que tus enemigos se ensañan más en engañarte en la flor de tu juventud puesto que saben que es en esa etapa el momento más idóneo para santificarte, para perfeccionar tu alma, para hacer grandes progresos de virtud porque es cuando más fuerzas y ánimos se tienen que en llegando a la edad madura.

¡Ay! pobres muchachos que se entregan ciegamente a los deleites carnales, a las vanidades y comodidades del mundo, éstos tales tendrán mal término si no ponen un freno a sus desórdenes y no buscan un guía espiritual.

Me dirás, ¿un guía? y ¿yo para qué necesito un guía si me puedo valer por mí mismo? ¡Mentira! Claro que no podrás hacerlo porque es como pretender salir de una enfermedad grave sin ayuda médica, prescindiendo de todo lo que concierne a la salud del cuerpo.

¿Por qué crees que Dios te otorgó a tus padres? porque tú sólo no podrías mantenerte, necesitabas de alguien que te alimentara, que te educara, te diera su amor, etc.

¿Por qué crees que tienes maestros? porque ellos pondrán en tu intelecto las ciencias que tú no podrías obtener por sí sólo; en resumen, todos necesitamos de alguien que nos guíe en ésta vida terrena para obrar de la mejor manera posible.

De la misma manera lo necesitamos en lo espiritual para obtener las gracias dadas por Dios, llevar una vida santa y recibir al final de nuestros días el galardón de la vida eterna.

¿Y dónde están esos guías de los cuales me hablas? Me preguntarás, a lo cuál yo responderé… en el hogar, en el confesonario, en la colectividad de personas virtuosas. Ahí están aquellas almas que te sabrán guiar hacia la Patria celestial, a ellos son los que tienes que escuchar y no al demonio con sus tentaciones y consejos perversos, no al mundo con sus máximas y malas compañías, no a la carne con sus sensualidades y pecados tan funestos.

No lo olvides...

Recuerda amigo mío que tus padres son quienes representan a Dios aquí en la tierra y obedecerlos a ellos en las cosas buenas es obedecer al mismo Dios, seguir sus consejos es seguir los consejos del Padre Eterno, así que cuando seas reprendido por una acción mala, agradéceles por tan insigne favor que te hacen al hacerte ver que tal modo de obrar tuyo te llevará a la condenación si continúas así.

Agradece y sigue los consejos que recibes por parte de tus padres puesto que ellos no quieren el mal para ti, al contrario, desean que seas un hombre de bien y que tu alma goce de Dios y créeme que harán todo lo posible por alejarte de aquello que pone en riesgo tu salvación basándose en los mandamientos y en sus experiencias de vida.

¿Quieres vencer tentaciones, obtener la vida de la gracia y tener a Dios en tu corazón? pues acude al confesor, exponle las penas de tu alma, no le ocultes nada, vence a ese demonio mudo y sigue las recomendaciones que te dé el sacerdote porque así él como tus padres querrá para ti la gloria eterna.

Ahora, ¿cómo seguir reforzando tales enseñanzas buenas dadas en tu hogar y cómo seguir conservando la vida de la gracia? Buscando buenas y santas compañías. Imita sus ejemplos, reúnete con ellos y no sigas a quienes sólo piensan en dar rienda suelta al cuerpo, ¡no! de esos tales huye como si fuera una peste, evítalos a toda costa porque esos no son amigos, son, por así decirlo, demonios encarnados.

Así que manos a la obra mi querido lector, lucha contra tus enemigos, no te rindas, el rendirse no es una opción y no temas ante ésta batalla inminente porque tienes como aliado al Soberano Capitán de las fuerzas celestiales y si Él está contigo ¿quién contra ti?

Y nunca olvides esto… el pecado siempre será pecado ayer, hoy y mañana. No hay fecha de vencimiento.