EDITORIAL.

23 de septiembre de 2024.

La defensa de la Tradición frente a los embates del modernismo.

Por la Redacción de Trento Digital

“¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?”, clamaba Cicerón en su célebre denuncia contra Catilina. Y hoy, este mismo grito resuena desde los corazones de los fieles, que ven con inquietud cómo las murallas de nuestra Santa Iglesia son asediadas desde dentro por el modernismo, la más insidiosa de las herejías. Como lo afirmó con claridad inquebrantable el gran San Pío X en su encíclica Pascendi Dominici Gregis (1907), el modernismo es la “síntesis de todas las herejías”, el veneno que busca diluir la verdad eterna en las aguas turbias de la subjetividad. Este mal, que con astucia pretende disfrazarse de progresismo y apertura, no busca otra cosa que desnaturalizar el carácter divino de la fe, reduciéndola a una mera experiencia humana y pasajera.

En esta edición de Trento Digital, nos alzamos una vez más en defensa de la Tradición, esa roca inamovible que ha resistido los embates de la historia y que, bajo la providencia divina, continuará guiando a la Iglesia hasta el final de los tiempos. En nuestras nuevas secciones, hemos dado voz a las preocupaciones más urgentes que atraviesa el Cuerpo Místico de Cristo en la actualidad.

En Doctrina Católica, se aborda el grave pecado que deshonra el Santo Nombre de Dios, un mal que corroe el alma de las sociedades modernas, cada vez más distantes de la reverencia debida al Creador. Como advirtió el Papa Pío IX en su encíclica Quanta Cura (1864), la indiferencia y la blasfemia no son solo síntomas de un mundo en decadencia, sino un rechazo activo a la soberanía de Dios sobre todas las cosas.

Asimismo, en Modernismo hoy, respondemos con firmeza a las voces que pretenden transformar nuestra liturgia y doctrina para adecuarlas a las exigencias del feminismo radical. Este ataque, que no es más que un nuevo rostro del modernismo, busca “reformular” la Revelación y adaptar la verdad eterna a las modas pasajeras. San Pío X, con clarividencia profética, ya nos previno en Pascendi sobre este intento de desacralización, que transforma la fe en un ejercicio de relativismo donde la verdad es moldeada por los gustos y caprichos del mundo.

El Papa León XIII, en su encíclica Immortale Dei (1885), nos recordó con firmeza que la verdad no cambia con los tiempos, ni puede ser sometida al juicio de las mayorías. La Iglesia no se adapta a las modas, sino que es la brújula que señala el camino seguro hacia la salvación. Por eso, en La voz de nuestro obispo, reiteramos el llamado a la fidelidad a la doctrina.

En la sección de Apologética, se retoma una verdad perenne que muchos quisieran suavizar o ignorar en aras de un falso ecumenismo. Pío IX, en el Syllabus de Errores (1864), condenó con claridad los intentos de reducir esta enseñanza fundamental. La salvación está en Cristo y en Su Iglesia, y ninguna corriente modernista puede cambiar este hecho, por más que se esconda tras discursos de inclusión.

En Batalla cultural, abordamos una de las consecuencias más trágicas del rechazo a la verdad sobre la naturaleza humana. La ideología de género, otro rostro del modernismo, promueve una mentira que destruye no solo la moralidad natural, sino la paz del alma, como lo advirtió el Papa Pío IX en Quanta Cura. Repudiar la "doctrina y autoridad de la divina revelación" no trae más que sufrimiento, y la Iglesia debe seguir siendo faro de claridad y verdad en medio de esta oscuridad.

No podemos terminar esta editorial sin hacer un firme llamado a todos los fieles que nos leen: es tiempo de defender la Tradición con la convicción y el coraje de nuestros santos y doctores. No podemos permitir que el veneno del modernismo siga infiltrándose en las almas, desnaturalizando lo que Cristo nos ha revelado. Como bien dijo San Pío X, "el deber de los católicos es no solo defender la fe, sino también promover su pureza" (Pascendi). Esta es nuestra misión en Trento, y con la ayuda de Dios, nunca cederemos en nuestro empeño.

La verdad es eterna, inmutable y gloriosa, y contra ella nada podrán los engaños del mundo. Que la Santísima Virgen María, protectora de la fe, nos guíe en esta batalla, y que el Sagrado Corazón de Jesús sea siempre nuestra fortaleza.


SEPTIEMBRE

En el cielo, tanto nuestra alma como nuestro cuerpo glorificado participarán de esa gloria eterna, como nos revela la doctrina de la resurrección y la redención de la carne.

Mons. Martín Dávila Gándara.
La Doctrina Católica no es negociable. Como católicos, tenemos la responsabilidad de defenderla y de rechazar cualquier intento de socavar su autoridad. No podemos permitir que los principios de nuestra fe sean adaptados a las modas del mundo.

José María Lopez Vega.
El perfil espiritual de un murmurador, como el de Semeí, está marcado por el odio, el resentimiento, la envidia, el deseo de venganza y la hipocresía.

Pbro. Carlos Muñoz Caselín,
Las personas transexuales experimentan tasas extremadamente altas de conductas suicidas. Sin embargo, aunque la ideación suicida se considera un precursor importante de intento de suicidio, se ha prestado poca atención a esta problemática y al perfil socio demográfico de este colectivo.

Dr. Jorge Ballesteros.

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